<h3>Parábola de la gran fiesta</h3>22 Jesús también les contó otras parábolas. Dijo: 2 <woj>«El reino del cielo también puede ilustrarse mediante la historia de un rey que preparó una gran fiesta de bodas para su hijo.</woj> 3 <woj>Cuando el banquete estuvo listo, el rey envió a sus sirvientes para llamar a los invitados. ¡Pero todos se negaron a asistir!</woj> 4 <woj>»Entonces envió a otros sirvientes a decirles: “La fiesta está preparada. Se han matado los toros y las reses engordadas, y todo está listo. ¡Vengan al banquete!”.</woj> 5 <woj>Pero las personas a quienes había invitado no hicieron caso y siguieron su camino: uno se fue a su granja y otro a su negocio.</woj> 6 <woj>Otros agarraron a los mensajeros, los insultaron y los mataron.</woj> 7 <woj>»El rey se puso furioso, y envió a su ejército para destruir a los asesinos y quemar su ciudad.</woj> 8 <woj>Y les dijo a los sirvientes: “La fiesta de bodas está lista y las personas a las que invité no son dignas de tal honor.</woj> 9 <woj>Ahora salgan a las esquinas de las calles e inviten a todos los que vean”.</woj> 10 <woj>Entonces los sirvientes llevaron a todos los que pudieron encontrar, tanto buenos como malos, y la sala del banquete se llenó de invitados.</woj> 11 <woj>»Cuando el rey entró para recibir a los invitados, notó que había un hombre que no estaba vestido apropiadamente para una boda.</woj> 12 <woj>“Amigo—le preguntó—, ¿cómo es que estás aquí sin ropa de bodas?”. Pero el hombre no tuvo respuesta.</woj> 13 <woj>Entonces el rey dijo a sus asistentes: “Átenlo de pies y manos y arrójenlo a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes”.</woj> 14 <woj>»Pues muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».</woj> <h3>Los impuestos para el César</h3> 15 Entonces los fariseos se juntaron para tramar cómo hacer que Jesús cayera en la trampa de decir algo por lo cual pudiera ser arrestado. 16 Enviaron a algunos de sus discípulos, junto con los partidarios de Herodes, a buscarlo.—Maestro—dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Enseñas con verdad el camino de Dios. Eres imparcial y no tienes favoritismos. 17 Ahora bien, dinos qué piensas de lo siguiente: ¿Es correcto que paguemos impuestos al César o no? 18 Pero Jesús conocía sus malas intenciones.<woj>—¡Hipócritas!</woj>—dijo—. <woj>¿Por qué intentan atraparme?</woj> 19 <woj>Veamos, muéstrenme la moneda que se usa para el impuesto.</woj>Cuando le entregaron una moneda romana, 20 les preguntó:<woj>—¿A quién pertenecen la imagen y el título grabados en la moneda?</woj> 21 —Al César—contestaron.<woj>—Bien</woj>—dijo—, <woj>entonces den al César lo que pertenece al César y den a Dios lo que pertenece a Dios.</woj> 22 Su respuesta los dejó asombrados, y se marcharon. <h3>Discusión acerca de la resurrección</h3> 23 Ese mismo día, se acercaron a Jesús algunos saduceos, líderes religiosos que dicen que no hay resurrección después de la muerte. Le plantearon la siguiente pregunta: 24 —Maestro, Moisés dijo: “Si un hombre muere sin haber tenido hijos, su hermano debe casarse con la viuda y darle un hijo para que el nombre del hermano continúe” . 25 Ahora bien, supongamos que había siete hermanos. El mayor se casó y murió sin dejar hijos, entonces su hermano se casó con la viuda. 26 El segundo hermano también murió, y el tercero se casó con ella. Lo mismo sucedió con los siete. 27 Por último, la mujer también murió. 28 Entonces dinos, ¿de quién será esposa en la resurrección? Pues los siete estuvieron casados con ella. 29 Jesús contestó:<woj>—El error de ustedes es que no conocen las Escrituras y no conocen el poder de Dios.</woj> 30 <woj>Pues cuando los muertos resuciten, no se casarán ni se entregarán en matrimonio. En este sentido, serán como los ángeles del cielo.</woj> 31 <woj>»Ahora bien, en cuanto a si habrá una resurrección de los muertos, ¿nunca han leído acerca de esto en las Escrituras? Mucho después de que Abraham, Isaac y Jacob murieran, Dios dijo:</woj> 32 <woj>“Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”</woj> <woj>. Por lo tanto, él es Dios de los que están vivos, no de los muertos.</woj> 33 Cuando las multitudes lo escucharon, quedaron atónitas ante su enseñanza. <h3>El mandamiento más importante</h3> 34 En cuanto los fariseos oyeron que había silenciado a los saduceos con esa respuesta, se juntaron para interrogarlo nuevamente. 35 Uno de ellos, experto en la ley religiosa, intentó tenderle una trampa con la siguiente pregunta: 36 —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante en la ley de Moisés? 37 Jesús contestó:<woj>—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”</woj> <woj>.</woj> 38 <woj>Este es el primer mandamiento y el más importante.</woj> 39 <woj>Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”</woj> <woj>.</woj> 40 <woj>Toda la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos.</woj> <h3>¿De quién es hijo el Mesías?</h3> 41 Entonces, rodeado por los fariseos, Jesús les hizo una pregunta: 42 <woj>—¿Qué piensan del Mesías? ¿De quién es hijo?</woj>Ellos contestaron:—Es hijo de David. 43 Jesús les respondió:<woj>—Entonces, ¿por qué David, mientras hablaba bajo la inspiración del Espíritu, llama al Mesías “mi Señor”? Pues David dijo:</woj><poetry> 44 <poetry><woj>“El Señor le dijo a mi Señor:</woj> <woj>‘Siéntate en el lugar de honor a mi derecha,</woj> <indent><woj>hasta que humille a tus enemigos y los ponga por debajo de tus pies’”</woj> <woj>.</woj></indent></poetry> 45 <woj>Si David llamó al Mesías “mi Señor”, ¿cómo es posible que el Mesías sea su hijo?</woj> 46 Nadie pudo responderle, y a partir de entonces, ninguno se atrevió a hacerle más preguntas.

Mateo 22:1

Jesús también les contó otras parábolas. Dijo: 

<woj>«El reino del cielo también puede ilustrarse mediante la historia de un rey que preparó una gran fiesta de bodas para su hijo.</woj>

Mateo 22:2

<woj>Cuando el banquete estuvo listo, el rey envió a sus sirvientes para llamar a los invitados. ¡Pero todos se negaron a asistir!</woj>

Mateo 22:3

<woj>»Entonces envió a otros sirvientes a decirles: “La fiesta está preparada. Se han matado los toros y las reses engordadas, y todo está listo. ¡Vengan al banquete!”.</woj>

Mateo 22:4

<woj>Pero las personas a quienes había invitado no hicieron caso y siguieron su camino: uno se fue a su granja y otro a su negocio.</woj>

Mateo 22:5

<woj>Otros agarraron a los mensajeros, los insultaron y los mataron.</woj>

Mateo 22:6

<woj>»El rey se puso furioso, y envió a su ejército para destruir a los asesinos y quemar su ciudad.</woj>

Mateo 22:7

<woj>Y les dijo a los sirvientes: “La fiesta de bodas está lista y las personas a las que invité no son dignas de tal honor.</woj>

Mateo 22:8

<woj>Ahora salgan a las esquinas de las calles e inviten a todos los que vean”.</woj>

Mateo 22:9

<woj>Entonces los sirvientes llevaron a todos los que pudieron encontrar, tanto buenos como malos, y la sala del banquete se llenó de invitados.</woj>

Mateo 22:10

<woj>»Cuando el rey entró para recibir a los invitados, notó que había un hombre que no estaba vestido apropiadamente para una boda.</woj>

Mateo 22:11

<woj>“Amigo—le preguntó—, ¿cómo es que estás aquí sin ropa de bodas?”. Pero el hombre no tuvo respuesta.</woj>

Mateo 22:12

<woj>Entonces el rey dijo a sus asistentes: “Átenlo de pies y manos y arrójenlo a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes”.</woj>

Mateo 22:13

<woj>»Pues muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».</woj>

Mateo 22:14

Mateo 22:15

Entonces los fariseos se juntaron para tramar cómo hacer que Jesús cayera en la trampa de decir algo por lo cual pudiera ser arrestado. 

Enviaron a algunos de sus discípulos, junto con los partidarios de Herodes, a buscarlo.<pb/>—Maestro—dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Enseñas con verdad el camino de Dios. Eres imparcial y no tienes favoritismos.

Mateo 22:16

Ahora bien, dinos qué piensas de lo siguiente: ¿Es correcto que paguemos impuestos al César o no?

Mateo 22:17

Pero Jesús conocía sus malas intenciones.<pb/><woj>—¡Hipócritas!</woj>—dijo—. <woj>¿Por qué intentan atraparme?</woj>

Mateo 22:18

<woj>Veamos, muéstrenme la moneda que se usa para el impuesto.</woj><pb/>Cuando le entregaron una moneda romana,<ft>1</ft>

Mateo 22:19

les preguntó:<pb/><woj>—¿A quién pertenecen la imagen y el título grabados en la moneda?</woj>

Mateo 22:20

—Al César—contestaron.<pb/><woj>—Bien</woj>—dijo—, <woj>entonces den al César lo que pertenece al César y den a Dios lo que pertenece a Dios.</woj>

Mateo 22:21

Su respuesta los dejó asombrados, y se marcharon.

Mateo 22:22

Mateo 22:23

Ese mismo día, se acercaron a Jesús algunos saduceos, líderes religiosos que dicen que no hay resurrección después de la muerte. Le plantearon la siguiente pregunta:

—Maestro, Moisés dijo: “Si un hombre muere sin haber tenido hijos, su hermano debe casarse con la viuda y darle un hijo para que el nombre del hermano continúe”<ft>1</ft>.

Mateo 22:24

Ahora bien, supongamos que había siete hermanos. El mayor se casó y murió sin dejar hijos, entonces su hermano se casó con la viuda. 

Mateo 22:25

El segundo hermano también murió, y el tercero se casó con ella. Lo mismo sucedió con los siete. 

Mateo 22:26

Mateo 22:27

Entonces dinos, ¿de quién será esposa en la resurrección? Pues los siete estuvieron casados con ella.

Mateo 22:28

Jesús contestó:<pb/><woj>—El error de ustedes es que no conocen las Escrituras y no conocen el poder de Dios.</woj>

Mateo 22:29

<woj>Pues cuando los muertos resuciten, no se casarán ni se entregarán en matrimonio. En este sentido, serán como los ángeles del cielo.</woj>

Mateo 22:30

<woj>»Ahora bien, en cuanto a si habrá una resurrección de los muertos, ¿nunca han leído acerca de esto en las Escrituras? Mucho después de que Abraham, Isaac y Jacob murieran, Dios dijo:</woj><ft>1</ft>

Mateo 22:31

<woj>“Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”</woj><ft>1</ft><woj>. Por lo tanto, él es Dios de los que están vivos, no de los muertos.</woj>

Mateo 22:32

Cuando las multitudes lo escucharon, quedaron atónitas ante su enseñanza.

Mateo 22:33

Mateo 22:34

En cuanto los fariseos oyeron que había silenciado a los saduceos con esa respuesta, se juntaron para interrogarlo nuevamente. 

Uno de ellos, experto en la ley religiosa, intentó tenderle una trampa con la siguiente pregunta:

Mateo 22:35

—Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante en la ley de Moisés?

Mateo 22:36

Jesús contestó:<pb/><woj>—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”</woj><ft>1</ft><woj>.</woj>

Mateo 22:37

<woj>Este es el primer mandamiento y el más importante.</woj>

Mateo 22:38

<woj>Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”</woj><ft>1</ft><woj>.</woj>

Mateo 22:39

<woj>Toda la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos.</woj>

Mateo 22:40

Mateo 22:41

Entonces, rodeado por los fariseos, Jesús les hizo una pregunta:

<woj>—¿Qué piensan del Mesías? ¿De quién es hijo?</woj><pb/>Ellos contestaron:<pb/>—Es hijo de David.

Mateo 22:42

Jesús les respondió:<pb/><woj>—Entonces, ¿por qué David, mientras hablaba bajo la inspiración del Espíritu, llama al Mesías “mi Señor”? Pues David dijo:</woj><pb/><poetry>

Mateo 22:43

<woj>“El Señor le dijo a mi Señor:</woj> <woj>‘Siéntate en el lugar de honor a mi derecha,</woj> <indent><woj>hasta que humille a tus enemigos y los ponga por debajo de tus pies’”</woj><ft>1</ft><woj>.</woj></indent>

Mateo 22:44

<woj>Si David llamó al Mesías “mi Señor”, ¿cómo es posible que el Mesías sea su hijo?</woj>

Mateo 22:45

Nadie pudo responderle, y a partir de entonces, ninguno se atrevió a hacerle más preguntas.

Mateo 22:46

 1 Jesús también les contó otras parábolas. Dijo:  2 «El reino del cielo también puede ilustrarse mediante la historia de un rey que preparó una gran fiesta de bodas para su hijo. 3 Cuando el banquete estuvo listo, el rey envió a sus sirvientes para llamar a los invitados. ¡Pero todos se negaron a asistir! 4 »Entonces envió a otros sirvientes a decirles: “La fiesta está preparada. Se han matado los toros y las reses engordadas, y todo está listo. ¡Vengan al banquete!”. 5 Pero las personas a quienes había invitado no hicieron caso y siguieron su camino: uno se fue a su granja y otro a su negocio. 6 Otros agarraron a los mensajeros, los insultaron y los mataron. 7 »El rey se puso furioso, y envió a su ejército para destruir a los asesinos y quemar su ciudad. 8 Y les dijo a los sirvientes: “La fiesta de bodas está lista y las personas a las que invité no son dignas de tal honor. 9 Ahora salgan a las esquinas de las calles e inviten a todos los que vean”. 10 Entonces los sirvientes llevaron a todos los que pudieron encontrar, tanto buenos como malos, y la sala del banquete se llenó de invitados. 11 »Cuando el rey entró para recibir a los invitados, notó que había un hombre que no estaba vestido apropiadamente para una boda. 12 “Amigo—le preguntó—, ¿cómo es que estás aquí sin ropa de bodas?”. Pero el hombre no tuvo respuesta. 13 Entonces el rey dijo a sus asistentes: “Átenlo de pies y manos y arrójenlo a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes”. 14 »Pues muchos son los llamados, pero pocos los elegidos». 15 Entonces los fariseos se juntaron para tramar cómo hacer que Jesús cayera en la trampa de decir algo por lo cual pudiera ser arrestado.  16 Enviaron a algunos de sus discípulos, junto con los partidarios de Herodes, a buscarlo. —Maestro—dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Enseñas con verdad el camino de Dios. Eres imparcial y no tienes favoritismos.  17 Ahora bien, dinos qué piensas de lo siguiente: ¿Es correcto que paguemos impuestos al César o no? 18 Pero Jesús conocía sus malas intenciones. —¡Hipócritas!—dijo—. ¿Por qué intentan atraparme? 19 Veamos, muéstrenme la moneda que se usa para el impuesto. Cuando le entregaron una moneda romana,  20 les preguntó: —¿A quién pertenecen la imagen y el título grabados en la moneda? 21 —Al César—contestaron. —Bien—dijo—, entonces den al César lo que pertenece al César y den a Dios lo que pertenece a Dios. 22 Su respuesta los dejó asombrados, y se marcharon. 23 Ese mismo día, se acercaron a Jesús algunos saduceos, líderes religiosos que dicen que no hay resurrección después de la muerte. Le plantearon la siguiente pregunta: 24 —Maestro, Moisés dijo: “Si un hombre muere sin haber tenido hijos, su hermano debe casarse con la viuda y darle un hijo para que el nombre del hermano continúe” .  25 Ahora bien, supongamos que había siete hermanos. El mayor se casó y murió sin dejar hijos, entonces su hermano se casó con la viuda.  26 El segundo hermano también murió, y el tercero se casó con ella. Lo mismo sucedió con los siete.  27 Por último, la mujer también murió.  28 Entonces dinos, ¿de quién será esposa en la resurrección? Pues los siete estuvieron casados con ella. 29 Jesús contestó: —El error de ustedes es que no conocen las Escrituras y no conocen el poder de Dios. 30 Pues cuando los muertos resuciten, no se casarán ni se entregarán en matrimonio. En este sentido, serán como los ángeles del cielo. 31 »Ahora bien, en cuanto a si habrá una resurrección de los muertos, ¿nunca han leído acerca de esto en las Escrituras? Mucho después de que Abraham, Isaac y Jacob murieran, Dios dijo:  32 “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” . Por lo tanto, él es Dios de los que están vivos, no de los muertos. 33 Cuando las multitudes lo escucharon, quedaron atónitas ante su enseñanza. 34 En cuanto los fariseos oyeron que había silenciado a los saduceos con esa respuesta, se juntaron para interrogarlo nuevamente.  35 Uno de ellos, experto en la ley religiosa, intentó tenderle una trampa con la siguiente pregunta: 36 —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante en la ley de Moisés? 37 Jesús contestó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” . 38 Este es el primer mandamiento y el más importante. 39 Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” . 40 Toda la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos. 41 Entonces, rodeado por los fariseos, Jesús les hizo una pregunta: 42 —¿Qué piensan del Mesías? ¿De quién es hijo? Ellos contestaron: —Es hijo de David. 43 Jesús les respondió: —Entonces, ¿por qué David, mientras hablaba bajo la inspiración del Espíritu, llama al Mesías “mi Señor”? Pues David dijo:  44 “El Señor le dijo a mi Señor: ‘Siéntate en el lugar de honor a mi derecha, hasta que humille a tus enemigos y los ponga por debajo de tus pies’” . 45 Si David llamó al Mesías “mi Señor”, ¿cómo es posible que el Mesías sea su hijo? 46 Nadie pudo responderle, y a partir de entonces, ninguno se atrevió a hacerle más preguntas.

La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente (NTV), es una nueva traducción en la que se trabajó alrededor de diez años. Es fruto del trabajo de más de cincuenta eruditos en las áreas de teología, traducción, estudios lingüísticos, corrección de estilo, corrección de gramática, tipografía, edición y otros. También representa una asociación entre varios ministerios y editoriales como la editorial Tyndale, la Editorial Unilit y la Asociación Luis Palau.

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Creemos que la Nueva Traducción Viviente —que utiliza la erudición más actualizada con un estilo claro y dinámico— comunicará poderosamente la Palabra de Dios a todos los que la lean. Publicamos la NTV pidiendo a Dios en oración que la use para transmitir de una manera impactante su verdad eterna a la iglesia y al mundo.



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